miércoles, 14 de abril de 2010

Erotismo imaginario.

Mis pies sobresalen del agua hasta el arco que forma mi empeine ,el agua cálida y los tímidos destellos de la luz de las velas, elogian mi piel ante la delicada mirada de tus ojos; me desnudan aún más cuando miran los míos buscando una respuesta muda a deseos expectantes. Los reflejos se proyectan en los azulejos como sombras chinescas. El ambiente es propicio para un grato y erótico encuentro. Mi cuerpo está invitando a deslizar tus yemas por mis pechos, a tus labios a saborear lo dulce del aroma de coco que hace deliciosa la ocasión. El vapor invade el aire, puedo verte sudar… Contoneo mis caderas tratando de excitarte al ritmo de una melodía chillout. Me siento embriagada de placeres imaginarios; ¿cómo empezaría a deleitarte con mis expertas armas de amar?

-Libérate de la ropa, mi desnudez permite el desinhibirte de ella, tendrás mi carne como abrigo. Tócame cuál violín, puedo darte lo que deseas y más si tus sueños son tan intensos como los míos. Entra en el agua conmigo, rocémonos, observemos la belleza del momento y desenvolvámoslo cuál regalo divino en ésta noche única pues es la que estamos viviendo, en un momento real, que no volverá en un futuro por hallar y que al pasado no le importa ceder.

Te incorporas y te quitas los zapatos, te introduces en el baño y pegas tu pecho al mío, mojándote. Te desprendes de la camiseta con total destreza agarrando el cuello y sacándola de una sola vez. Mis manos no pueden evitar tocarte y hacer pasadas por tu nuca, al tiempo que tu las pasas por mi cuello y pones tus dedos en mis labios haciéndome señal de silencio. El agua se empieza a enfriar y decides abrir la ducha, hilos de agua empiezan a abrir caminos hasta nuestros tobillos, tomas un poco de gel y me das la vuelta. Masajeas mi espalda con la espuma, el tacto se hace más excitante, más cálido… mis pechos se alegran de sentir tus manos abarcándolos completamente. Con la ducha me quitas los restos de jabón, te detienes en mi sexo y la primera oleada de placer me invade en breves segundos, no dejándome sin ganas de más. La curiosidad ahora se acrecienta, noto que tu experiencia no me dejara inmune. Tus manos hacen que me arrodille, siento que la locura se apoderará de mi en los próximos minutos al ver erguido tu sexo frente a mi cara. se humedece mi boca y mi lengua comienza a jugar con tu miembro. Oigo tus gemidos, acelero el ritmo y lo pauso a mi antojo, quiero que necesites más, que desees más de lo que puedo darte…


Entrelazas mis cabellos a tus dedos y con suavidad haces que me levante, mis labios están esperando ansiosos tus besos, tu lengua, quiero abrazar tu lengua… Entonces un profundo calor me recorre el interior, te siento acariciar mi vagina, suave, delicado, sabes lo que haces, yo te dejo hacer. Me muerdo los labios, voy acumulando mi gozo, quiero sorprenderte con mi descarga de placer cuando te sienta dentro, me abriré como una flor al sol. La belleza de mi orgasmo te hará mío en la unión de tu carne y la mía. Me susurras al oído lo que espero escuchar…


-¿Me deseas dentro? ¿Cuánto lo deseas? ¿Esos gemidos son un sí? Deseo y necesito oír un si… ansío que tu aliento me susurre lo que tu cuerpo me está gritando, quiero hacerme prisionero de tus encantos…

No puedo contenerme, tus palabras encienden mi deseo, no voy a esperar.

-Sí, te necesito dentro y ahora, arrancándome alaridos de placer con cada golpe de tu cintura…


Al escucharme, he visto la reacción de tu piel. Sujetas mi pierna en alto, la mitad de mí se apoya contra la pared y el agua se desliza por mis curvas… Tu miembro se introduce en mí, dando paso a minutos que serán eternos en el recuerdo. Un golpe seco, certero y delicioso que hizo temblar mis rodillas de buen grado. Rodeaste mi cuello con una pequeña toalla sometiéndome a tus continuos cambios de posturas. Me vi tumbada sintiendo el frío del suelo en mi espalda, sudando y recreándome en la visión de tenerte sobre mí, penetrando en mis profundidades; suave, dulce, tierno… asidas tus manos a mis caderas, mis ojos perdidos en ti… mis latidos se aceleran, entusiasmada al contemplar tus masculinos brazos, tus venas marcadas, siento tu sangre correr vibrante… De repente te detienes, me coges de los brazos y me llevas sin mediar palabra a través del pasillo hasta arrojarme sobre la cama. Mis cabellos gotean empapando las sábanas, tu estás tras de mí… me haces recostar a tu lado y comienzas a estudiar cada rincón de mi como si comenzara de nuevo el juego. Tus labios se acercan a mi oído, me lames mientras al mismo tiempo te distraes acariciando mi pubis… Me hablas meloso…


-¿Me deseas aún? ¿Quieres más? Te daré incontables sacudidas de placer…


Ésta vez yo pondré el ritmo, tu no debes moverte, te haré deshacerte, la locura que te produciré dominará la situación… Sobre ti, me rozo, mi humedad deja su huella en tu piel. Voy a soltar mis impulsos, subo y bajo tratando de buscar mi íntimo momento. mi palpitar… te seduzco cautivada por tu gran erección, estoy buscando algo que me pertenece y que me puedes dar tú… mis glúteos se contraen y me enredo a tus piernas, suave, firme y constante… tus gemidos me acercan a tu placer, te regalo mi orgasmo… mis contracciones te hacen mío, mi oquedad te estrecha en un abrazo… y suspiramos… ¿repetimos?

viernes, 2 de abril de 2010

Desde tu partida...

Éste es el momento en el que llego a casa, vengo razonando a lo largo del camino los porqués de la situación en la que me veo en éste momento. Quizás yo sea una escéptica y no crea en ti, en la confianza que debo tenerte. Me pongo en tu lugar, entiendo de tus traumas, de las limitaciones que has sufrido durante un tiempo y a su vez pienso que te escudas en esos motivos por miedo a enfrentarte a tus sentimientos y por pensar que voy a hacer de ti una marioneta. No es así, pero me duelen tus actitudes y me causan inseguridades que tengo que corregir por el bien de mi misma sin hacerte a ti responsable de ellas. Al mismo tiempo pienso en tus formas ante diversas situaciones, las palabras y actitudes que me hieren... no digo lo que debes decir ni te prohíbo hacer lo que desees, pero me hace mal en muchas ocasiones las cosas que dices y haces, con lo cuál tomo decisiones para protegerme al no ver que le das el lugar idóneo a mi persona, no física más bien sentimental. Tus palabras me quitan amor y tus actos me lo regalan. Ante éste echo me veo confundida, la duda me hace sentir abandonada y huyo para buscar escape a las energías que siento. Me hago creer a mi misma que desde que entraste en mi vida lo que ha ocurrido entre los dos es una aventura por la manera en que me has expresado tus deseos desde el principio, en la realidad me sorprendo enormemente cuando descubro que la aventura para mi ha llegado muy lejos y me entristece que acabe. Me puedo sorprender cada día, de hecho me sorprendo a día de hoy.
La sustancia que le inyecto de adrenalina a mi cuerpo es extrema. No quiero sentir ataduras, el estado que me provoca sentirlas me encierra en un rol que no me lleva a ninguna parte en la que pueda sentirme cómoda. Me gusta la soledad, estar con mis inquietudes, fuera del daño de las mentes y las carnes; no podría explicar con palabras, la prueba de ello es que aquí me encuentro de nuevo mezclando letras, y no siento mis ojos igual que tú no sentías los tuyos la otra tarde… Veías espirales de colores, escuchábamos música con subtítulos, masaje con los pies sobre la espalda y caliente por el sol nuestra piel. Tengo miedo, estoy volviendo a alzar el muro que me costó años derribar y mi boca empieza a enmudecer y hablar cuando no son los momentos. Sabes más de mí que yo de ti, he dado lo que no debiese y he recibido algo que nunca esperé que pasara. Enamorarme no estaba en mis proyectos, yo sólo quería pasar un buen rato. Estar en compañía de alguien divertido, si, si… pero ocurrió, sí, ocurrió. ¡Tenía que pasarme a mí justo ahora! Pues no puede ser pero fue que desordenaste mis proyectos y me resbalo entre pensamientos que me agotan... No me encuentro. Ésta vez he de ser consecuente con los actos que me tienen en éste estado y superar la locura que me aturde, aprendí a volar hace tiempo y he de seguir volando para que puedan acariciarme otros vientos.

Un beso que abrace tu alma.