Divagando en la memoria, dando paseos continuos por cada recuerdo que mi corazón envolvió cual preciada joya de incalculable valor... Mis ojos ya no pueden acariciarte; me abandono a el país de los sueños, único lugar en el que puedo disfrutar una y otra vez de tu compañía. Donde puedo besarte cada vez que me nazca sin tener renuncia, en el que mi amor y tu amor... juegan y ríen juntos... cada día.
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