¿Os acordáis cuando jugabais con muñecas o en mi caso y preferido nene ése.. tan... cuco? Lo maravilloso que era ese olor a nuevo de la goma, la posturita tan divina que tenía para covijarlo entre tus pequeños bracitos,..: ese fantástico y genial invento del biberón con leche que desaparecía y que tras una explicación de mi padre entendí a dónde había ido a parar la leche... Era (junto con el pañal) el complemento perfecto.
Lo ideal e inimaginable era tener además la cuna, el carrito del nene ése.. tan... cuco (y...
¿cómo no?) la bañera y... también... ¡¡¡EL CAMBIADOR!!!
Me podía pasar besuqueando a mis padres y adorándolos durante los dos días siguientes, en realidad: hasta lo que la memoria y la emoción me permitía) (es normal era una niña) (estaba deseando jugar con ese adorable bebé de plástico que terminaría tiempo después con la cara toda pintorreada con rotuladores carioca).
La intensidad vivida en el parto del inanimado en su caja, ¡¡malditos alambritos y elastiquitos que no te dejaban abrazar al adorable muñequito que te habías pasado soñando durante meses anteriores a ese grandioso momento.
Pasabas las horas con él, sufría con sus enfermedades e incluso rompí algún termómetro de mercurio con tal de salvarle la vida y después cualquiera recogía las bolitas esparcidas en el suelo, mesa, sofá... ( daba igual... era imposible).Ahora tenemos termómetros electrónicos y son bastante más prácticos en estos casos, cumplen dos funciones al precio de una ; juguete y botiquín obligatorio de primeros auxilios, son un chollo...
Prosigamos...:
Bañarlo era muy divertido pero podía ser un poco putada y digo putada porque.., como tuviese pelo (¡¡la habías cagado para siempre!!) y nunca volvería a ser el mismo por el que sudaste abriendo esa caja. Mi madre siempre me advertía de que no les mojara el pelo con buena intención, yo por llevar la contraria les ponía hasta champú.
A lo último se notaba que le había tenido cariño... (estaba comío de mierda y sin ropa).
Un buen día me llevan de visita a conocer a un bebé de verdad, era alucinante... hacía pipí de verdad con churrina y ¡no tenía que estrujarle el codo para que hiciese pompitas! porque él solito... ¡hasta vomitaba!
Que bonito es ser niña y descubrir éstos grandes enigmas, ya no juego con muñecas... ahora, juegan conmigo.
y a lo de las rosas... sí pero con maceta, así cada año por las mismas fechas... esa flor me regalará un recuerdo.
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